Mi nombre es Maxi Nevárez y soy Co-Fundador y CEO de la Asociación Comunidad Ancla Parral A.C.. Mi historia no es distinta a la de muchos jóvenes que atraviesan batallas internas: viví de cerca la depresión, la ansiedad y llegué a pensar que mi vida no tenía sentido. Esas experiencias, que en su momento parecían oscuridad, hoy son la fuerza que me impulsa a trabajar con y para los demás.
Lo que me motivó a crear Comunidad Ancla fue el dolor de ver cómo, cada vez más, en las noticias aparecían nombres de adolescentes y jóvenes que decidieron quitarse la vida. Lloraba al leer esas notas porque sentía que algo faltaba: que alguien les dijera, con verdad y con amor, que su vida sí tiene propósito, que no están solos y que aún en medio de la tormenta siempre hay esperanza.
Hoy entiendo que no se trata solo de mí ni de mi historia. Cada día somos más los que formamos parte de esta comunidad, y aquí todos somos igual de importantes. Cada persona que se une trae consigo sus luchas, sus heridas y también sus sueños. Y esa diversidad nos hace más fuertes, porque juntos aprendemos que nadie está exento de las dificultades, pero tampoco nadie está privado de la oportunidad de sanar y levantarse.
Soy una persona imperfecta, en constante búsqueda de propósito, pero descubrí que en ese mismo camino puedo acompañar a otros. Mi mayor anhelo es que la semilla de vida sea sembrada en cada corazón que alguna vez pensó en rendirse. Porque cuando un joven se da cuenta de que su existencia tiene valor, algo se enciende dentro de él y comienza un nuevo capítulo: uno en el que puede transformar su historia y la de quienes lo rodean.
Comunidad Ancla no es solo un proyecto ni una fundación; es una familia en la que recordamos día con día que nuestra vida tiene propósito y que nuestras batallas no nos definen. Lo que sí nos define es la capacidad de levantarnos, de apoyarnos unos a otros y de creer que siempre hay un motivo para seguir adelante.